Cuando la privatización cierra las puertas, el ingenio abre el telón

 

Cuando la derecha alcanza el poder los defensores de lo público y de la Cultura suelen echarse a temblar: saben que ambos sectores, junto con los derechos adquiridos de los ciudadanos, suelen ser siempre los primeros perjudicados. Sin embargo siempre suele haber algunos, pocos, que bajo el denostado calificativo de reaccionarios, tratan de pelear con la única herramienta que ningún poder les podrá quitar: su inteligencia.

 Este ha sido el caso de los dramaturgos y directores Andrés Lima, Alfredo Sanzol y Stefan Metz que, amparados bajo el paraguas del Teatro Matadero, dirigen los Talleres de Investigación Teatral con el título de Ideas en Movimiento. Un espacio para ahondar en la difícil tarea de contar historias tomando como punto de partida el lenguaje escénico. Llevan en marcha desde mediados de noviembre del año pasado y finalizarán este mes de marzo.

 Andrés Lima

Como si de un círculo perfecto se tratara la primera parte de Capitalismo, el taller que dirige Andrés Lima, abrió esta iniciativa hace cuatro meses, y la segunda será la encargada de cerrarla. Basada en el libro de Naomi Klein, La Doctrina del Shock. El auge del capitalismo del desastre, Lima propone una reflexión acerca de cómo se ha aceptado en la sociedad que “la dictadura del capital” tenga “cara de demócrata”, cómo nos venden que somos libres y cómo esa libertad tiene solo una llave: la del dinero.  El dramaturgo español se pregunta “¿Qué es antes: la economía o la política? ¿Quién piensa todo esto? ¿Qué relación tiene con la violencia? ¿Existen nuevas propuestas para la izquierda y la derecha?”.

Todas las ideas, respuestas o emociones que surjan a partir de este planteamiento tratarán de traducirlo en teatro, eso sí, con la inestimable ayuda del genial Shakespeare y su obra La Tempestad. Los dramaturgos Juan Cavestany y Juan Mayorga, o los actores Carmen Machi, Guillermo Toledo y Alberto San Juan, entre otros, acompañaron a Lima en la apertura del taller y lo volverán a hacer en su clausura. Puede que muchos no se hayan dado cuenta; puede que a otros, la mano que mece la crisis, nos les interese que la masa lo note, pero la sociedad, la política, la cultura y la esencia del hombre no pueden separarse. Pensar, crear, vivir, interpretar… son las diferentes caras del dado que Lima quiere dejar rodar para apostar por el número que lleva removiendo conciencias desde la Grecia clásica: el teatro.

 Alfredo Sanzol

Representa la adaptación al teatro de la eterna pregunta: ¿qué fue antes, el huevo o la gallina? O lo que es lo mismo: ¿por qué un personaje se tiene que crear a partir de una obra de teatro? ¿Por qué el título de la obra será la llave maestra que consiga abrir las puertas de la representación? En su taller, impartido la primera semana de enero, al que aseguró que daría nombre al finalizarlo, Sanzol proponía invertir el orden: crear una obra a partir de dos o tres rasgos de un personaje creado por los actores que participaran.

 «Inventar un personaje a través de la caracterización hace que la imaginación se dispare”, aseguraba el dramaturgo. “El juego de disfrazarse”, según lo concibe Sanzol, es el origen de lo que después dio lugar a esa máquina que, bien engrasada, es capaz de trasportar al espectador a otro mundo; de soñar, de reír, de indignarse: el teatro. ¿Por qué no crear una historia conjunta a partir del juego particular? Y así lo hizo. Primero crearon los actores. Después apareció el dramaturgo. Solamente nos queda la duda de saber cuál fue la historia que resultó y que terminó dando nombre a este taller en el que se exigía un solo requisito: la imaginación.

 Stefan Metz

“Cuando la mente humana se centra en dos cosas distintas  al mismo tiempo todos los pensamientos casi de inmediato dejan de fluir a través de la mente”. Con esta premisa se propondrá Stefan Metz abordar en abril el taller de Los 6 sentidos. Un viaje a través de lo sensorial que pretende abrazar la experiencia de cada uno en cada uno de los sentidos, para fomentar la creatividad.

«¿Seis sentidos? –pensarán-. Si solo son 5”.  La intuición. Esa percepción íntima, inmediata, que pasa antes por el estómago que por la cabeza, y que nos ayuda a decidirnos por un trabajo u otro (el que lo tenga), por una persona u otra, por un camino en la vida o por otro. Una habilidad que a veces se nos aparece, como si fuera la musa que nos saca la venda de los ojos y nos hace conocer la verdad y que, en el caso de los actores, resulta vital para saber cuándo mirar, cuándo callar.

 Todavía hay tiempo de participar como oyentes en la segunda parte de Capitalismo y en Los 6 sentidos. Cualquiera que esté interesado en la creación teatral puede apuntarse, aunque están dirigidos específicamente aquellos que quieran explorar en la dramaturgia emergente, aprender a hacer teatro al margen del teatro. Puede que no encuentren un motivo para formar parte de esta iniciativa.

 Parafraseando a William Wallace, permítanme recordarles que esos a los que algunos llaman los mercados podrán quitarnos la Sanidad,  la Educación y la Cultura. Podrán atentar contra nuestros derechos y vaciarnos los bolsillos con impunidad. Incluso tratarán de atentar contra nuestra libertad, si se empeñan en asociarla al dinero que tengamos. Pero nunca serán capaces de quitarnos la inteligencia, y menos aún la imaginación. Estos talleres son la prueba.